Escatimas la voz, como si se gastara.
En cambio yo… no tengo remedio.
Amarillea el horizonte. Soy, pesada sobre la arena, solo ojos.
Después de la frontera
sólo hay camino a otra frontera.
¡No me doy cuenta de las cosas! Por suerte, las cosas tampoco se dan cuenta de mí.
Más que el arte de la estrategia, me gusta la estrategia del arte.
Me vuelan más los pies
que la cabeza.
Y ando siempre del revés,
flotando
cabeza abajo.
Los miradores de estrellas son gente mansa.
¿Por qué nos parece tan normal tanta locura?
No ocurrirá nunca,
pero siempre vuelve a suceder.
Una exclamación es una interrogación que se sabe la respuesta.